jueves, 5 de abril de 2007

El boom de precios de la soja promueve cultivos sin control sobre las banquinas

Nota Publicada en el Diario Perfil el domingo 1º de abril de 2007
POR CYNTHIA GARCIA


El 2007 continúa perfilando a la soja como la estrella de los cultivos. Con una producción récord (las últimas cosechas superaron las diez millones de toneladas en granos) constituye el mayor ingreso de divisas al país.
Será por eso que no extraña a los propios el aporte visual que constituye ver las banquinas de las rutas argentinas sembradas de soja. El fenómeno se extiende en toda la zona cultivable de la Pampa Húmeda: por la Ruta 7 que va de Buenos Aires a Mendoza se observa el cultivo hasta la localidad de Vicuña Mackenna, centro de la provincia de Córdoba, lo mismo ocurre en la Ruta 5 que va hacia La Pampa o en la Ruta 8, donde el colchón verde del cereal se observa al costado del camino durante todo el recorrido.
El director del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina, Ernesto Ambrosetti, confirma la tendencia: “La Argentina es sojera hasta en las banquinas. Esto se estableció como una costumbre que nosotros observamos desde hace tiempo ya. Económicamente habla de una mayor oferta de soja, hay más superficies sembradas que la declarada normalmente".
Aún no existe un relevamiento cierto de las hectáreas que representan los cultivos al borde de los caminos pero se calcula que son miles: “La producción puede ser de los concesionarios de las rutas, de los propios productores linderos que aprovechan todo el terreno, de los municipios que lo fomentan y generan recursos para las escuelas, o también lo hacen pequeños contratistas que trabajan de una zona a otra”, explica Ambrosetti.
Las banquinas son espacios públicos con jurisdicción de las vialidades nacional o provinciales y control de las concesionarias de peajes.
De todas maneras, en general esta práctica agrícola se realiza sin demasiados controles: “Desde la Sociedad Rural no estimulamos en absoluto este tipo de actividades. Esto no se debería hacer ni siquiera con la autorización de vialidad porque el productor que tiene el campo pegado a la ruta corre varios riesgos: primero el de incendio si alguien por ejemplo tira un cigarrillo desde un auto y en segundo lugar el riesgo de dispersión de enfermedades, porque no existe el mismo cuidado de enfermedades que se realiza dentro del campo”.
–¿Es un proceso más informal?
–Claro, porque la cosecha de la ruta inclusive la puede levantar otro. No hay quién lo controle. Alguien siembra y un día pasa otra máquina y cosecha todo. Entonces no vas a estar invirtiendo en un control de cultivo importante.
Rodolfo Rossi es el Presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina, ACSOJA, y tiene una mirada más favorable al respecto: “el productor lo que quiere es tener el camino limpio de yuyos, esto ayuda, pero sin el uso adecuado del suelo se le puede volver en contra, porque con el empleo indiscriminado de herbicida puede crear maleza resistente o generar una erosión del suelo que deje de evitar que el agua de las lluvias intensas ingrese al campo”.
Rossi sostiene que el impacto económico es de doble vía: “el concesionario vial está ahorrando de esa manera el mantenimiento de los lugares verdes. Reduce el gasto de energía, el combustible de la cortadora de césped, repuestos, manos de obra. Y por otro lado está el valor de la cosecha para los contratistas que lo toman como un negocio”.
De todas formas, la soja que se cosecha en las banquinas de las rutas se integra a la producción de aceite y harina y sigue el mismo camino de exportación que el resto de los cultivos.
Ante la falta de estudios sobre el tema Rossi arriesga: “Si es bueno o malo no lo sé pero la siembra directa permite sembrar en la banquina de manera fácil, sería bueno que a las cadenas de los cultivos nos consultaran. Hasta ahora nadie lo hizo. No hay ingenieros agrónomos asesorando el cultivo en las banquinas. Presiento que no hay una práctica agrícola ejecutando esta tarea. Habría que hacerlo con la tecnología adecuada”.


Fin solidario
La Carlota es una localidad de 14.000 habitantes, en el sur de la provincia de Córdoba, a exactos 500 km. de la Capital Federal.
Allí se puede observar fielmente el fenómeno de la soja cultivada a la vera del camino. Más de cincuenta kilómetros desde la localidad de Pedro Funes hasta el cruce de la Ruta 24 con la 4, donde queda el pueblo El Rastreador, esperan la cosecha de abril.La totalidad de la producción de esta curiosa superficie se destina a las cooperadoras de las 18 escuelas urbanas y rurales de la zona. Un convenio entre la Municipalidad y Vialidad provincial así lo establece: “esto es nuevo, lo hacemos desde el año pasado. Vimos esas tierras fértiles y Vialidad nos cedió el mantenimiento de las banquinas. Las cooperadoras siembran para los chicos de las escuelas y recaudan un total de 15.000 pesos por año; para ellos es mucho dinero”, afirma Javier Preto, el intendente de La Carlota.

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